CONCHITA MARTIN

TEMPERAMENTO

– Rincón de Pepe Camacho –

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CONCHITA MARTIN

BIOGRAFÍA

CONCHITA MARTIN

«CON LA GRACIA CHISPERA Y EL SALERO DE ANDALUCIA» ESA VOZ TIMBRADA, LÍRICA Y FINA.

 

CONCHITA MARTIN

 

Esa voz que sale de un corazón sincero y que sonó y sigue sonando, como un cante de ida y vuelta, entre España y América, y que se codeo, en los escenarios con los grandes del género español y andaluz; esa voz que va del pasodoble a la búleria, de la saeta a la jota, del cuplé a la canción melódica, es la voz de la entrañable Conchita Martin, una clásica tonadillera de arte, a la que el genial Maestro Padilla definió: «con la gracia chispera y el salero de Andalucía».

Aunque nacida en Madrid, en el aristocrático Barrio de Salamanca y criada en el de Arguelles, Conchita posee hondas raíces andaluzas, su madre de Linares y su padre, madrileño, cantaba bien flamenco, tocaba la guitarra y era pariente del popular Pepe Marchena, con el que Conchita llego a actuar, recordándola con cariño «con esa solera que tenía para sacarse el sombrero».

En sus comienzos, era amiga de otra joven sevillana, homónima suya, que aspiraba también a alcanzar el éxito, la sevillana Conchita Bautista; Iban las dos, en Madrid, a la Academia del Maestro jerezano García Tejero, que tenía su estudio en la céntrica calle de Rio Rosas. Asimismo, participaron juntas en los Festivales que se daban en la madrileña Plaza de toros y en casi todas las Fiestas que organizaba Radio Madrid.

Más, la suerte va a llegarle a Conchita a través de un concurso organizado por Radio España, en Madrid, dirigido por el mañico Ángel Soler, y que tuvo una duración de un año. Le otorgaron el título de “La Voz de Bronce”, por el color y la sonoridad de su voz. Y fue ya la mítica Ofelia de Aragón, la mejor jotera de España, la que le entrego el titulo. No en balde, la aragonesa la había enseñado a cantar jotas, luciéndose Conchita en la canción regional.

Y sigue cantando y luchando, hasta que, con 18 años, se examina en el madrileño Teatro Reina Victoria para obtener el deseado carnet profesional de artista y variedades.

En el examen, canto la zambra del Maestro Monreal que le dirigió la orquesta “Corazón de hielo” y, antes de terminarla, el regidor del teatro le dijo que había aprobado. Fue un gozo emocional para su padre y no digamos para ella, porque además, no tuvo que interpretar la segunda canción exigida.

La contrata, para el espectáculo “Sueños de oro”, el empresario Francisco Fuencarral, del Reina Victoria y del Calderón… Conchita encabezaba el cartel junta al cantaor y humorista Emilio’ EI Moro» y el recordado cómico Camilín, debuta con éxito, en la prestigiosa Sala Riscal, de Madrid, tras las aplaudidas actuaciones de Ana María González y los Panchos.

También el famoso empresario Juan Carcellé la contrata en 1953, para el entonces espectáculo “Ole”, que fue su auténtico espaldarazo artístico, colgándose en la taquilla el codiciado cartelito de: «No hay localidades en cinco días»… Con ella actuaron el cantante mexicano José Aguilar, la bailaora María Remedios y la cupletista Lilian de Celis, entonces novia de Manolo Monreal, sobrino del famoso compositor.

La llaman discográficas, Odeón y La Voz de su Amo y graba sus primeros discos de pizarra: La zambra “Corazón de hielo”, con la que había alcanzado su carnet de artista, el tanguillo del Maestro Legaza, Pepa la de Jerez y especialmente, las bulerías de Currito y Monreal, Caminito de Coria, que gozó de una gran popularidad, durante la década de 1953 – 63, pues la gente paraba a Conchita al verla pasar por la calle. Son unas bulerías entrañables, porque narran una historia humana y sencilla: El alcalde de Coria del Rio, Don José Rodríguez Scott, «Un Señor» y «un padrino rumboso», no solo sacó de la cárcel a un grupo de calés, sino que les bautizo a uno de sus churumbeles.

El tema también lo llevó en su repertorio la siempre recordada cantaora, La Niña de Antequera.

Le ofrecen un Homenaje en el Circo Price, al que asistió la divina Raquel Meller, con su peinado «a lo paje medieval», con su flequillo sobre la frente y una mantilla blanca sobre los hombros. Raquel aparecía sentada en la pista del Price, entonando una canción de cuna. Fue algo inolvidable.

Entonces Conchita se integra durante un año, en el espectáculo Cabalgata Fin de Semana, que dirigia aquel inolvidable spiquer chileno-español, Boby Deglané, así como los populares locutores José Luis Pecker y Luisa Fernanda en Radio Nacional entonces las emisoras contrataba, alcanzando el espectáculo más de trescientas representaciones. En el intervinieron figuras de la talla de Gina Lollobrigida, Nini Marshall, ‘El Zorro» y otras populares figuras, de vez en vez, aparecían las hijas del gran tenor Fleta, Elia y Paloma. Conchita cantaba números tan populares como Yo soy esa, Capote de grana y oro, Sevillano Clavelón, El Alcalde de Coria y Misterio Español, siendo vitoreada por el público asistente.

Conchita fue además, de las pioneras en inaugurar los programas musicales de T.V.E., en el antiguo Paseo de la Habana y fue asimismo, la precursora del cuplé en España. Conchita Llevaba en su repertorio la marcha de corte madrileña  Almudena, de Quiroga; el bellísimo pasodoble de Font de Anta, La Cruz de Mayo; otro inolvidable pasodoble del Maestro Padilla, La Violetera; el sentido cuplé Nena, de Zamacois y Puche, cerrando sus actuaciones con el alegre tanguillo de Quintero, León y Quiroga, La Canción del Ole.  El conocido empresario Juan Carcellé pensó en ella, en 1956, para encarnar el principal papel de una película que había ideado el director Juan de Orduña; pero, tanto el histórico director como otras circunstancias especiales, impusieron a la actriz Sara Montiel, que venía triunfadora de México. Después pensaron que Conchita le doblase la voz, mas, tampoco llegaron a un acuerdo, primero porque no aparecería su nombre en el reparto del film y, segundo, porque no le pagaban la cantidad que se había estipulado. Lástima, porque Conchita cantaba muy finamente el cuplé.

Pero el Maestro Padilla, que la apreciaba, compone para ella, con letra de Melchor Rodríguez, el alegre pasacalle Lolita, «La Clavelera».  La contrata la prestigiosa Casa Montilla, de Nueva York, en 1954, que presidia el, empresario Fernando J. Montilla. El contrato lo firma su padre, Salvador Martin Lorenzo, al ser ella menor de edad. En Montilla se grabó el master del tanguillo Viva el Folklore, original del gaditano Maestro Alcántara. Canción muy popular, con la que disfrutaba el público tanto por su música,  por su letra, como por la forma de interpretarla Conchita.

Son los años en los que la tonadillera madrileña goza de gran popularidad, fotografiándola dos notables maestros: Alfonso, fotógrafo de los Reyes e Ibáñez, que tuvo expuesta su fotografía en el escaparate de su estudio, en la céntrica Gran Vía.

Destaca ahora en el Teatro Calderón, de Madrid, como primera cancionista, en el espectáculo de Perelló y Montorio, Evocación, junto al siempre recordado cancionero malagueño Antonio Molina. Afirmaba de Conchita la prensa especializada que era una «deliciosa estrella de la canción que fue la primera en todo».

«De excelente persona y gran artista» califica Conchita a Antonio Molina, con el que le unió una noble amistad, extensiva a su esposa Ángel.

En 1954, embargado por to nostalgia, vuelve a España el gran cancionero y cantaor, Angelillo  rueda una película con Paquita Rico, Suspiros de Triana, en los siguientes años, prepara nuevos espectáculos, llevando en su repertorio los éxitos de antes y canciones nuevas, entre estrenos y versiones. Acude al famoso trio Quintero, León y Quiroga preguntándoles que tonadillera de prestigio podía llevar en su nuevo espectáculo, ellos contestaron que Conchita Martin, que se incorpora a su elenco en el Teatro Calderón de Madrid. Conchita cantaba a dúo con Angelillo y a porfía un fandanguillo libre, fundiéndose muy bien su bella voz con la «voz de tenorio» del cancionero madrileño.

Angelillo se acercaba hasta la reja y cantaba un fandanguillo popular.

A continuación salía Conchita, tras la reja, diciendo otro bello y popular fandango:

Fue todo un éxito, como vemos en las reseñas de la época, este gran espectáculo del genial Maestro Quiroga.

El 19 de noviembre de 1960 viaja a La Argentina, contratada por Radio Belgrano. Le siguen contratos de Radio «El Mundo» y el Canal 7, de Buenos Aires; e inaugura «Canal 8» del Mar del Plata, el día 8 de diciembre, su fiesta onomástica. Recibió una grata sorpresa al encontrarse con Graciela Borges y con los conocidos galanes españoles Jorge Mistral y Paco Rabal. Continua sus aplaudidas actuaciones en «Panamericana 13» de Lima, en el «Show Renny», en Radio Caracas T.V. y en Macuto Sheraton», en Venezuela, así como en el Casino de Viña del Mar y en Valparaíso, de Chile, con el memorable Atahualpa Yupanqui, gloria del folklore argentino.

Alcanza éxitos en el prestigioso Teatro Avenida, de la Avenida Primero de Mayo, del propio Buenos Aires, donde se reune toda la colectividad española y se abrazan todos los emigrantes. Se pasea toda Hispanoamérica, con sus canciones, llevando en su repertorio ese pasodoble inmortal de Quintero, León y Quiroga, Capote de Grana y Oro, alusivo a la muerte de Manolete, y el público lloraba al escucharlo. (Este pasodoble ya lo cantaba Conchita Martin, en Madrid, en 1951-52, concretamente, en el Teatro Reina Victoria, mientras que su creadora, la admirada Juanita Reina, lo interpretaba en el Teatro Calderón. (Aunque, es de justicia afirmar, que Conchita lo popularizó por tierras americanas).

Asimismo es contratada en el Teatro Cómico de Buenos Aires, que era propiedad de la eximia actriz Lola Membrives, por su hijo, el Dr. Juan Reforzo Membrives su empresario, encabezando el espectáculo Melodías Universales, en 1963-64.

Lola, ya mayor, acudía todas las noches a escucharla, solamente, cantar la jota. Y la prestigiosa Casa discográfica EDAMI, de Buenos Aires, edita la partitura del pasodoble de A. Gutiérrez del Barrio, Mi caballo jerezano, así como el pasodoble clásico La Morena de mi copla de A. Jofre y C. Castellanos, grabando también el vals de Francis López y Arozamena, Violetas Imperiales, que nuestra Carmen Sevilla interpretara en la película del mismo título, estrenada en 1953.

En 1967, con el espléndido espectáculo Romería, triunfa, una vez más, en el Teatro La Paz de Bolivia, así como en el también importantísimo Teatro Colon de Bogotá, según leemos en la crítica de la época: «Algo más que una compañía de variedades, es también una tradición del folklore andaluz y español y una fórmula que ha sido llevada al Teatro por toda Hispanoamérica.

«Con buen elenco de parejos valores, buen vestuario, estampas regionales hispanas, vistosos decorados, ritmo ágil y mucha alegría. Conchita Martin, de bella voz, con profundas resonancias, revalido (el sábado 13 de agosto de 1967), en «El Olimpo», las condiciones difundidas por los discos, sumadas a su simpatía y a su belleza».

El fundador de Romería fue Don Ángel de Dolarea, dueño del Teatro Avenida, de Buenos Aires.

CONTINUAREMOS………

 

Nuestro agradecimiento a Daniel Pineda.

TEMPERAMENTO
«PORTAL DEL ARTE ANDALUZ»
(RINCÓN DE PEPE CAMACHO).

Gina Lollobrigida felicita a Conchita Martin tras una de sus actuaciones.

El genial cantaor Rafael Farina y Conchita Martin.

TEMPERAMENTO
«PORTAL DEL ARTE ANDALUZ»
(RINCÓN DE PEPE CAMACHO).